viernes, 8 de agosto de 2014

Escones



Puede que no a muchos les apetezca ahora mismo una taza de té… suele apetecer más en invierno que con estos calores. Pero a los adictos al té nos apetece siempre.


Y como además estoy preparando motores para una miniescapada a UK, no puedo pensar más que en cosas relacionadas… y para los que todo lo relacionamos con la comida, Inglaterra significa té, más todas las delicias que suelen acompañarlo. Como esto de ser adicta al té, para mí no es ninguna moda, particularmente relaciono el té con unos dulces que solía hacer mi abuela, hace muchos, muchos años y que son perfectos para acompañar al té, calentitos y con un poco de mantequilla y mermelada: los scones. La  receta original la recibí de manos de mi abuela, y estaba “en tazas”. Como siempre sale bien y es muy fácil de hacer, no quise cambiarla, pero como estas cosas siempre provocan dudas, os dejo también la equivalencia en gramos o en mililitros.



Ingredientes:
2 tazas de harina (220 g)
2 cucharas pequeñas de impulsor
½ cuchara pequeña de vainilla
½ taza de azúcar (55 g)
40 gr de mantequilla
1 huevo
½ taza de leche (120 ml)
1 yema de huevo para pintar



Preparación:
Empezamos cortando la mantequilla fría en cuadraditos. Luego mezclamos con las manos bien limpias, la harina, el impulsor, la vainilla y el azúcar con la mantequilla fría, hasta que quede como arena. Agregamos el huevo y la leche y unimos todo sin amasar, ya que no se trata de activar el gluten de la harina. Estiramos la masa hasta obtener unos 2 o 3 cm de alto. Cortamos discos de masa con un cortador de galletas redondo y pequeño. Pintamos cada disco con la yema de huevo y horneamos a 220º C durante unos 12 o 15 minutos, hasta que tengan un color dorado suave por encima.




Son ideales para comer tibios y untados con mermeladas, pero también pueden tomarse con queso de untar y jamón.

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