viernes, 1 de abril de 2016

Pastel de mousse de chocolate blanco y fresas






Muchas veces os he explicado que tengo tantos cacharros en mi cocina que ya no puedo comprar más, porque no me caben…
pero a veces hay que hacer una excepción… y fue ver estos moldes para hacer un tronco con inserto y enamorarme. Se trata de dos moldes con forma de tronco: uno grande y otro pequeño con el que hacer el relleno de nuestro pastel de un sabor diferente. Así que no tuve más remedio que comprarlo e inventarme una recetilla con la que lo pudiera usar. La receta en cuestión ha tenido mucho, mucho, mucho éxito, porque combina el dulzor y cremosidad del chocolate blanco con el frescor de las fresas y la única complicación que tiene es que hay que hacer cuatro preparaciones diferentes, aunque todas ellas son muy sencillas.




Ingredientes para el relleno de fresas
200 g de fresas
45 g de azúcar
3 láminas de gelatina
Ingredientes para el bizcocho
2 huevos
35 g de harina
35 g de azúcar
½ cuchara pequeña de vainilla líquida o en pasta
Ingredientes para la mousse de chocolate blanco
50 g de azúcar
30 g de maizena
2 yemas de huevo
250 ml de leche
250 g de chocolate blanco
5 láminas de gelatina
250 g de nata 35% de materia grasa muy fría
Ingredientes para la cubierta
100 g de fresas
50 g de azúcar
3 láminas de gelatina
100 ml de nata 35% de materia grasa
60 g de chocolate blanco
Colorante rojo



Preparación:
Comenzamos por preparar el relleno de fresas, para lo cual ponemos en remojo las láminas de gelatina, mientras llevamos al fuego las fresas troceadas junto con el azúcar. No necesitan una cocción larga, ya que no queremos que pierdan su aroma, solo que el azúcar se disuelva y que las fresas comiencen a soltar líquido. En este punto trituramos las fresas hasta hacer un puré y mientras aún esté caliente disolvemos en él la gelatina. Vertemos esta mezcla en el molde pequeño interior del pastel, y enfriamos unas 4 o 5 horas, hasta que solidifique.




Mientras tanto preparamos el bizcocho, batiendo las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Añadimos la harina, perfumamos con la vainilla y unimos bien. Finalmente montamos las claras a punto de nieve y las añadimos a la masa. Volcamos la mezcla en una fuente estrecha y alargada cubierta con papel de cocina y horneamos a 190ºC  unos 10 minutos o hasta que adquiera un color ligeramente dorado.



Mientras el bizcocho se enfría elaboramos la mousse de chocolate blanco, que comenzaremos haciendo una crema pastelera: Mezclamos las yemas con el azúcar y la maizena y vertemos sobre esta mezcla la leche caliente. Llevamos al fuego removiendo constantemente hasta que espese. Mientras aún está caliente disolvemos en ella la gelatina (que habremos puesto a remojar previamente) y fundiremos en ella el chocolate blanco troceado. También podríamos fundir el chocolate con mucho cuidado (ya que el blanco es muy delicado) y unirlo a la crema. Dejamos que la mezcla se atempere mientras montamos la nata muy fría y finalmente añadimos la nata a la mezcla de crema y chocolate. Vertemos esta mezcla en el molde grande. Desmoldamos el interior de fresa y lo colocamos dentro del molde con la mousse, bien centrado. Por último colocamos la lámina de bizcocho cubriéndolo todo. Llevamos a la nevera para que refrigere durante un mínimo de 5 horas (si es más, mejor). También podríamos ponerlo en el congelador, sobre todo si hace mucho calor.



Y para terminar nuestro postre hacemos la cubierta. Comenzamos por llevar al fuego las fresas con el azúcar igual que hicimos para el relleno, lo justo para que suelten líquido y se funda el azúcar. Trituramos para hacer un puré, pero en este caso colamos el puré, para que nos quede una textura fina y sin pepitas. Disolvemos en el puré colado la gelatina previamente hidratada; fundimos el chocolate blanco troceado en el puré mientras aún está caliente y añadimos la nata líquida. Veremos que la mezcla tendrá un color rosa claro, por lo que nos interesa subirle el color con colorante rojo de buena calidad (para no tener que utilizar mucha cantidad). Si no quisiéramos usar colorante, no es obligatorio, pero obtendremos una cubierta mucho más clara. Dejamos enfriar la cubierta hasta que veamos que espesa lo suficiente (unos 27-28º C), desmoldamos el pastel y lo cubrimos con nuestra mezcla roja. Por último fundimos un poco de chocolate negro y lo volcamos sobre un trozo de papel de cocina haciendo hilitos. Dejamos que se seque, lo cortamos y lo utilizamos para coronar la superficie del pastel. ¿A que queda bonito?

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